Hace unos días que se comenta que si el presidente de los hoteleros de Barcelona, quiere proponer (o ha propuesto) que se prohíba que la gente vaya en bañador por las calles de la ciudad y ¡hala! todo el mundo a opinar. Y lo mejor es que la mayoría de la gente opina que sí, que está genial que la gente vaya enseñando cacha por las esquinas. Claro, que si el biquini va sobre un cuerpo 90-60-90, o dejando entrever la tableta de Lindt pure noire… pues vale, pero a ver que pasa cuando lo que se muestra es esa barriga cervecera, unas frondosas espaldas peludas o una cascada de michelines… ¡Dios, lo que gana la gente vestida!
Y es súper progre y democrática la opinión de algunos de los comerciantes/mercaderes de las zonas que tienen la suerte de disfrutar de este “espectaculos” diciendo que, hombre, en sus locales y terrazas no lo permiten porque los desprestígia pero ¡en la calle si!, ¡en la calle que vayan como quieran! porque como es de todos… claro, claro y ellos mientras tanto a mirar y a soltar babas con las guiris pero, ¡cuidao!, que no se acerquen, que en el fondo son todas unas guarrillas. Señores, que mal suele cuidarse lo que es de todos…
Y otro argumento que vamos, ni el cemento armao, es el de que (¡ohhh sabiamente todos coinciden!) hay otros problemas más importantes, verbigracia: las putas, los chorizos , los drogatas, los proxenetas, los camellos, los que rajan las ruedas de los coches, los que venden el torito guapo, la flamenca pá la tele y los sombreros charros… Pues añadamos uno más, visto como está el patio o mejor que vayan en gallumbos, así todos estos, ¿qué les van a robar? ¿cómo les van a meter mano? (ésta tiene truco). ¿A ver si va a ser ésta la solución para acabar con estas plagas urbanas?
¡Pero si no se trata de prohibir!… se trata de tener vergüenza y además de saber cómo se pronuncia.
¡Ayyy barcelonautas!… ésto os pasa por tener playa.